23 dic 2011

Capítulo 4 - Torneo de Caballeros

Raisie ya tenía dieciséis años, no era una niña, había crecido y convertido en una bella jovencita. Tenía largos cabellos dorados color miel, unos ojos azules muy claros, grandes y hermosos, labios rosas carnosos, la piel suave como el terciopelo y un cuerpo con gracia y elegancia como el de una auténtica princesa. Tenía una voz muy dulce y cantaba de maravilla, con su precioso canto hacia feliz al que lo escuchara. Era bondadosa, soñadora, inteligente, un poco ingenua y algo rebelde. Le encantaba la naturaleza, los animales, las plantas, todo lo que la rodeaba y el reino entero la amaba.

Aquel día, Raisie se encontraba en la biblioteca de palacio, dando clases con su querido maestro Aetos. Era bastante aburrido ya que el profesor no paraba de hablar y más hablar, además Raisie no tenia compañeros de clase y apenas se podía divertir, ella siempre soñaba con vivir aventuras junto a sus amigos los seres del bosque. Se quedaba pensativa mirando el paisaje que veía a través de la ventana.

-Ponga atención princesa que esta lección es importante.

Aetos se enfadaba y daba con su varilla en la mesa para ser escuchado por Raisie.

-Lo siento, profesor -se disculpó avergonzada.
-Está bien, anda y vaya a divertirse. La clase ha terminado, disfrute de las vacaciones princesa y recuerde seguir estudiando.

Raisie le dio las gracias y enseguida se dirigió a la gran puerta de palacio para salir, pero en la entrada estaba Bianca, que nada más ver a la princesa la detuvo.

-Hola Raisie. ¿Qué tal las clases?
-Genial, muy bien todo.
-Y ¿a dónde ibas?
-Iba un rato al mercado, quería hacer unas compras.
-Raisie, Raisie, Raisie. ¿Cuántas veces ha dicho tu padre que no puedes salir del castillo sola?
-Pero, es que me aburro.
-El castillo es enorme, no te puedes aburrir, además ve hacia tu cuarto y prepárate, hoy es el torneo de caballeros, ya sabes que tu padre lo organiza cada año, no le defraudes.

Raisie frunció el ceño como símbolo de enfado, pero no dijo ni una sola palabra, pensó que luego cuando volviese podría escaparse un rato a la pradera. La joven se preparó y a los pocos minutos bajó de nuevo a la gran sala donde la esperaba su padre, Bianca y algunos nobles para asistir al gran torneo.

-Papá, ¿por qué debo ir yo al torneo? No me gustan.
-Hija, tienes que dar un beso al ganador.
-Por favor, no me lo recuerdes -dijo Raisie enfadada y poniendo mala cara, acordándose de los besos que daba cada año a caballeros tremendamente horribles.

Desde que la princesa cumplió los doce, Bianca propuso este premio para el ganador y así poder molestarla. Cada año el vencedor era peor que el anterior, algunos borrachos, babosos o simplemente personas que no gustaban para nada a Raisie. Todo esto, a la reina le hacía muy feliz y Maglor no ponía ninguna objeción, ya que así podría encontrar más fácilmente un pretendiente para su amada hija.
-Basta de renegar y compórtate, ahora eres una dama -le contestó Maglor enojado a la princesa.

Raisie quedó callada, sabía que no podía hacer nada y era mejor no empeorar las cosas. La familia real custodiada por los guardianes, salieron del castillo y se montaron en un bonito carruaje plateado tirado por caballos blancos, los cuales les llevaría al campo de torneo donde se enfrentaban los valerosos caballeros.

Muy pronto llegaron al lugar y todo estaba abarrotado de gente. La familia real tenía un lugar especial en el que podrían ver el torneo mejor que nadie. El campo de batalla era espectacular, con grandes gradas, banderas de colores que se agitaban con el viento y vendedores que aprovechaban la ocasión para vender algo de comida ligera, como los típicos y famosos bocadillos de Galdor, que era pan con paté galdoriense, sin duda, la comida favorita por los plebeyos del reino.

Ese día se enfrentaban el caballero negro y un aprendiz a caballero. En unos minutos comenzaron los aplausos de los aficionados. El caballero negro entraba montado en un gran y furioso caballo oscuro. El hombre era musculoso, tenía un gran porte, moreno y era el favorito de todos, el caballero más deseado por las chicas, incluso tuvo una aventura con Bianca. A Raisie le daban náuseas, ya que éste era un baboso con ella, siempre le mandaba besos y guiños con los ojos cada vez que la veía. Su nombre era Sir Erestor.

Al poco rato, salió del otro lado del campo el aprendiz a caballero. Un apuesto joven de diecinueve años, ojos azules, de pelo largo y rubio oscuro, fina barba, buen cuerpo y agradable, iba vestido con una armadura plateada y era la primera vez que hacía un torneo de verdad, ya que era un simple aprendiz. Su sueño era llegar a ser el favorito de todos, aunque lo tenía difícil, nadie apostaba por él a excepción de algún amigo, pero en realidad lo que más le importaba era el beso de la princesa. Siempre había oído hablar de ella y ya la había visto en varias ocasiones, pero nunca se atrevió a decirle nada. Hubiera llegado mucho más lejos como caballero si tuviera algo más de tiempo para practicar, aunque apenas podía, debía trabajar con el ganado de palacio para sacarse unas pocas rupias y tener algo que comer. Era bastante tímido, pero muy valiente, además humilde y de gran corazón. Aunque fuera pobre, no amaba a la princesa por sus riquezas, sino por su bondad, gracia y belleza, daría todo si ella se fijara en él, la veía una chica singular, distinta a las demás, una persona que luchaba por el bien.

De repente, sonó el primer aviso que anunciaba que iba a empezar el torneo. Los dos hombres se pusieron en los tramos opuestos del campo y entonces sonó la trompeta real que hizo que los caballeros dieran la señal al caballo para que avanzaran en el ataque. Los dos apuntaban con sus lanzas hacia el frente para embestir. La princesa mientras tanto se aburría, pero algo llamó su atención y fue el apuesto joven, cuando inesperadamente el caballero negro lo tiró de su caballo haciéndole trampa. En vez de embestir con la lanza, Erestor atacó además con una espada, dos armas contra una, cosa que estaba totalmente prohibida en el torneo según las leyes de Galdor, pero siendo el favorito, lo dejaron pasar.

El primer acto había terminado y el caballero negro era el vencedor. Todos aplaudían, pero la princesa mandó detener todo, se bajó de su asiento y fue a darle la mano al apuesto joven que aún se encontraba tirado en el suelo.

-¿Estás bien? -preguntó Raisie preocupada.
-Sí, gracias princesa.
-¡Basta! ¿Qué haces Raisie? -gritó Maglor.
-¡Hago lo que es justo! ¡Aquel caballero es un tramposo!
-¡Raisie vuelve aquí! El juego es así y él ha ganado. ¡Ven y dale el beso que se merece!

La muchacha miró al aprendiz de caballero y le dijo:

-Lo has hecho muy bien, para mí has sido el vencedor.

El joven tomó la mano de la princesa y le dio un dulce beso. Raisie se fue corriendo dirigiéndose a la pradera, haciendo que el rey estallara enfurecido.

-¿Ahora quién le da su premio al vencedor? -preguntó el rey confuso a sus guardianes mientras Erestor regresaba a la caballeriza.

Dichas estas palabras, la reina se disculpó ante el rey con la excusa de estar algo fatigada, mitiéndolo, llegó a los pocos minutos a un lugar discreto para darle su premio al campeón, otorgando un fuerte y apasionado beso a Erestor, mientras que su esposo Maglor comía un par de bocadillos de paté galdoriense que lo volvían loco de placer, aunque aún seguía enojado por lo sucedido con Raisie y ajeno a lo que hacía su amada.

El apuesto aprendiz de caballero se quedó un rato pensando en la princesa, marchándose más tarde con sus amigos a seguir practicando para luego dirigirse a palacio a darle una cosa a Raisie. Uno de sus grandes amigos era el caballero de armadura dorada, un hombre ya bastante mayor, veterano en guerras y que a veces se le iba un poco la cabeza, pero era el gran amigo e ídolo del aprendiz a caballero, su nombre era Burnello, el caballero de armadura dorada. Burnello estaba locamente enamorado de una de las doncellas del castillo.

Después de irse corriendo del torneo, la princesa ya estaba muy cerca de la pradera, sin embargo, por el camino se encontró con la adivina de la aldea. Una mujer bajita, ciega, de nariz muy larga y abundante pelo rizado que cambiaba de color según su estado de humor y predicciones, en esta ocasión lo llevaba azul muy claro, cian, que es como normalmente lo solía tener. Nadie sabía el porque de ese color y su poder extraño, lo tenía desde que había nacido y había pasado siempre de generación en generación en su familia. Además era muy amable y risueña, todos la llamaban Lady Lary.

-Buenos días, Lady Lary -saludó gentilmente Raisie.
-Buenos días, princesa. Déjeme ver su destino hoy.

La adivina tomó la mano derecha de Raisie y como siempre, empezó con sus predicciones, haciendo que su color de cabello se tornará esmeralda.

-Veo que pronto conocerás el amor, eres muy afortunada -contestaba la adivina felizmente.

De repente, Lady Lary quedó muy quieta y levantó sus ojos blancos.

-¿Ocurre algo? -preguntó la princesa extrañada.

El pelo de Lady Lary se volvió rojizo y la adivina comenzó a llorar. La princesa asustada intentó soltarse de la pitonisa, pero ésta la tenia agarrada fuertemente.

-¿Qué ocurre? ¡Por favor suélteme me hace daño!

La adivina soltó de golpe a Raisie, su pelo ahora era morado y le dijo a la joven:

-Ten mucho cuidado.

Dicho esto, caminó hacia atrás muy lentamente y comenzó a correr como una posesa. Raisie se quedó extrañada y algo preocupada, pero no le dio mucha importancia, ya que Lady Lary era famosa en el reino por sus ataques de locura. Sin pensarlo más, la joven fue a la pradera cercana al bosque. Siempre que podía iba a ese lugar para jugar con sus dos mejores amigos, el hada Ceres y Ronny, un ser bastante peculiar.

Ceres era una pequeña y bellísima hada de pelo muy largo, radiante, plateado y cubierto de pétalos. Siempre iba vestida con un precioso y extravagante vestido de tonos pasteles, repleto de lazos y largas cintas. Sus ojos eran rosados y sus bonitas alas de color blanco, las cuales soltaban un polvo mágico y vistoso. Tenía un olor bastante distinguido, un fresco aroma a flor de cerezo. Era algo estricta y testaruda, pero a la vez cariñosa, siempre estaba pendiente de Raisie y de lo que hacía. Al contrario del resto de las hadas, Ceres no tenía poderes mágicos, solamente podía volar. Fue aquella hada que aplastó la princesa hace algunos años en la pradera.

En cambio, Ronny, era una de las crías de aquella coneja singular que conoció esa misma noche. Un animal muy extraño, una mezcla entre una ardilla voladora y un pequeño conejo, ya que tenía dos largas orejotas, cuatro patas y una gran cola. Al igual que las ardillas voladoras, a sus lados podía estirar su piel como si fueran dos alas. Aunque no podía volar, si planear, saltar y sobre todo correr, era muy veloz. Su color era marrón chocolate, excepto su oreja y la zona de su ojo izquierdo que era color morado. Travieso y asustadizo, acompañaba a Raisie siempre en sus aventuras.

Ya era por la tarde y Raisie llegó, los pájaros cantaban y la temperatura era perfecta, había un agradable aroma a rosas en el ambiente. Sus amigos ya se encontraban esperándola entre las flores. La joven acercándose, se tumbó junto a ellos.

-¡Hola Raisie! -saludaron los dos.
-Hola chicos -contestó la princesa con voz lastimera.

Raisie miró a las nubes y sus curiosas formas, pensando en lo que le había dicho la adivina.

-¿En qué piensas Raisie? -preguntó curiosa Ceres.
-En nada, solamente miro las nubes.
-¡Anda vamos a jugar! -suplicó Ronny dando saltitos.

La princesa dejó de pensar en la adivina, no quería preocupar a sus amigos por tonterías.

-¿A qué quieres jugar? ¿Eh pequeñajo? -preguntó Raisie agarrando a Ronny de las patas delanteras suavemente.
-¡Al pilla pilla, tú la llevas! -gritó soltándose de un solo salto.
-Eso no vale. ¡Ya verás Ronny!

Ambos se divertían, Ronny daba saltos de un lado a otro, Raisie corría detrás de él para intentar alcanzarlo y en un momento de descuido la princesa atrapó al animalillo cayendo y riendo los dos. La que menos se divertía era Ceres que se encontraba medio dormida sobre una flor.

-Raisie, tu vestido, no te lo ensucies -le regañó el hada a la joven.
-Ceres no te enfades, disfruta del día.

Justo cuando iba a responder Ceres, se escuchó un grito estremecedor.

-¿De dónde proviene? -preguntó preocupada Raisie.

De nuevo, a los pocos segundos, otro chillido y Ronny muy asustado dio un brinco subiéndose a los brazos de la muchacha.

Inesperadamente, por el sendero se vio correr a una mujer agotada y con la cara totalmente pálida, era una de las campesinas que trabajaba en el bosque recolectando manzanas.

-¡Huye niña! ¡Huye! -gritó como loca la mujer.
-Pero, ¿qué ocurre?

La campesina se alejó corriendo sin descanso. Raisie no le hizo mucho caso, ya había tenido el susto de antes y no quería más problemas, de manera que se giró para acostarse entre las flores de nuevo, pero antes de tumbarse, miró por casualidad hacia las montañas y vio algo raro allá a los lejos, algo fuera de lo común. La princesa sintió un enorme escalofrío que recorrió toda su espalda al ver lo que veían sus preciosos ojos celestes.

-¡Uh! ¡Ceres! ¡Ceres! -gritaba la princesa, estaba petrificada por lo que veía.
-¿Qué te pasa ahora? ¿Y esa cara? -preguntó confusa el hada.

Ronny que tenía los ojos tapados con las orejas, al oír a Raisie, destapó un ojo y también quedó atónito por lo que había visto.

-¡Ceres mira detrás de ti!

La pequeña posada en una rosa, giró muy lentamente y rechistando, pero cuando alzó la mirada a las montañas, también se quedó sin aliento.

-¿Qué será esa cosa? Jamás había visto algo así.
-Viene hacía nosotros. ¡Huyamos!
-Ronny agárrate fuerte y Ceres súbete a mi corona. ¡Deprisa!

El pequeño animal hizo caso a Raisie agarrándose bien fuerte. Ceres saltó de la flor y se posó en la tiara de la joven. La princesa junto a sus dos amigos se alejaron corriendo de la pradera a toda prisa. Los tres corrían hacia al castillo para avisar al rey, que seguro, ya había vuelto del gran torneo de caballeros.

19 dic 2011

[19/12/11] ¡Ya somos más de 300 en Twitter!

Queremos dar las gracias a todos los que nos estáis siguiendo a la página y a todas nuestras redes sociales, ya que en Twitter hemos conseguido superar los 300 seguidores. Muchísimas gracias a todos por vuestra ayuda y seguid muy atentos ya que en breve traeremos novedades, además de la fecha y el título del siguiente capítulo.

15 dic 2011

Las Estirges, criaturas eliminadas de la novela

Queremos que conozcáis un poco más el universo de Raisie y por ello hablaremos detalladamente de algunas de las curiosidades que giran a esta novela.

Como ya mencioné en un principio, los dragones son parte esencial de la historia, pero hubo un tiempo en el que dudaba si cambiarlos por otras criaturas, siendo estas bestias, Estirges, pero su diseño no me terminó de convencer del todo y preferí volver a la idea de los dragones. Aún así, queremos hablar un poco de estos seres, ya que aunque no aparezcan en la novela, es una buena curiosidad.

Las Estirges son seres voladores de la mitología romana. Una especie de "hombres mosquito", incluso vampiros, que succionan la sangre de sus víctimas para sobrevivir.

Con forma de pájaro, largo pico y buen olfato, alas de murciélago, cuatro patas y de afiladas garras, con ojos amarillos que ven en la oscuridad.

Cuentan las viejas leyendas que su ataque es mortal, ya que una vez que atacan, es muy difícil apartarlas de sus presas, y no las sueltan hasta que succionan toda su sangre. Una vez saciado su apetito, duermen durante días en un profundo sueño. Una buena manera de aprovechar los cazadores y acabar con ellas.


Sin duda unas criaturas bastante curiosas, que quizás aparezcan en alguna de mis próximas historias, pero por el momento disfruten de los dragones de Raisie. Muchísimas gracias.

12 dic 2011

[12/12/11] Primeros fanarts de Bianca por Vanessa Miralles

Nos llegan los primeros fanarts de Bianca realizados por Vanessa Miralles tal y como se la imaginaba en el capítulo tres "Baile de Máscaras". ¡Muchísimas gracias por tus dibujos! Pulsad en las imágenes para mayor tamaño:

5 dic 2011

[05/12/11] ¡Raisie ahora también en inglés!

Queremos que todo el mundo pueda conocer la historia de Raisie y por ello, en unas horas, vamos a tener disponible el primer capítulo de la novela en inglés, traducido por nuestro amigo Javier Albadalejo Olivares (Bellanote), muchísimas gracias. Recordaros a los que la están siguiendo en español, que este jueves estará listo el tercer capítulo. Por último queremos agradecer también a Maixu por la promoción que nos está haciendo en su sitio para la firma del libro.